Decálogo
No tolerarás la cuna ni el vientre de tu madre.
No respetarás los cristales de la realidad.
No permitirás palmadas en el lomo,
ni sonrisas de felicitación.
No temerás el incendio de tu casa,
la caída de las nubes o el rayo.
No te amarrarán las manos con razones,
ni las razones con mano alguna.
No, ni mucho menos,
escribirás decálogos para brujas.
Sigiloso
Entró por la ventana
trayendo a cuestas el viento;
esculcó las tuberías,
le dió propina a los insectos;
luego prendió la radio.
Entonces lo embotellé herméticamente,
barrí la casa para eliminar sus huellas,
lo mandé por correo al pasado;
ahí le encontraron su bosque, sus caricias.
El sol salió al otro lado del planeta.
Los mares sacudieron sus entrañas.
Y cuando abrí los ojos ahí estaba
impreso en mis retinas,
sigiloso.